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"No entiendo por qué todo el mundo está tan contento. Me dicen que podré jugar con mi hermano pero no sabe ni aguantar la cabeza. No sabe hacer nada de nada y, para colmo, se pasa todo el día en brazos de mamá. ¡Vaya rollo esto del hermanito!"
En ocasiones resulta difícil evitar los celos entre hermanos por mucho que nos esforcemos, pero sí podemos hacer que se transformen en una experiencia positiva que haga que nuestro hijo evolucione y se vuelva más autónomo.
Para nuestro hijo la llegada de un hermano no significa lo mismo que para nosotros. Hasta ahora ha vivido una situación idílica, recibiendo amor y cariño por los cuatro costados. Y no quiere que cambie. Nuestro papel frente a los celos es importantísimo Como dice Juan Manuel Ortigosa en su libro El niño celoso, debemos tener en cuenta que no sólo es importante qué ocurre una vez ha nacido el bebé, sino también qué pasa durante el embarazo y el parto. "¿Dónde está mi hermanito?" Cuando nos pregunte, debemos informarle claramente. Es preferible explicar lo necesario y adaptarlo a su edad que inventar historias que no llevan a ninguna parte. Al referirnos a su hermano, hablaremos de "nuestro bebé". Es bueno empezar a transmitir la idea de que será un miembro más de la familia al que se debe querer y cuidar. Preparando la llegada Si se prevén cambios de habitación, deben hacerse tiempo antes del nacimiento del nuevo hijo. De este modo evitaremos que piense que la llegada del bebé lo desplaza y le arrebata sus cosas. Del mismo modo, cuando se aproxime el parto, no debemos cambiar las rutinas diarias del niño (hora de comer, aseo y dormir) aunque éste deba marchar a casa de un familiar. Si es posible, es preferible que pase ese momento en su casa, rodeado de sus juguetes y de todo aquello que le da seguridad. Y llegó el momento Si el hospital lo permite, debemos dejar que nuestro hijo visite a su madre y a su nuevo hermano durante los días que estén ingresados. Podemos colocar una foto suya bien visible en la habitación (pegada en la cabecera de la cama, en la mesilla de noche…) para que compruebe que, independientemente de las circunstancias, siempre lo tenemos presente. Si no es posible, nuestro hijo puede telefonear a su madre y viceversa. No perder la comunicación en estos días es vital para que nuestro hijo no se preocupe por la salud de su mamá. Al regresar a casa, es una buena idea llevarle un regalo y decirle que se lo trae su hermano. La primera vez que nuestro hijo vea al bebé, es aconsejable no tenerlo en brazos y que sea él quien pueda acariciarlo e incluso coger. Y no dudaremos en mostrar lo alegres que estamos por estar todos juntos. Y después, ¿qué?
Reforcemos todo lo que nuestro hijo haga para cuidar a su hermano y colaborar con nosotros. Debemos abrazarle y elogiarle, mostrar nuestra satisfacción por lo bien que se comporta y, sobre todo, hacerle sentir importante. Le explicaremos las ventajas que tiene ser mayor y lo orgullosos que estamos de él. Puede darse el caso de que sea agresivo con su hermano. Si esto ocurre, debemos demostrarle que esa conducta no la aceptamos. Es probable que su comportamiento cambie y se canalice la agresividad hacia juegos de lucha o pegando en la guardería. De un modo u otro, a medida que pueda ir entendiendo la nueva situación, la agresividad irá disminuyendo. En algunos casos, también podemos observar alteraciones en el sueño o la alimentación, incluso antes de que nazca el bebé. Por último, es recomendable no juntar la crisis de la llegada de un hermano con otros cambios importantes, como ir a la guardería, cambiarse de domicilio o cuidadora, etc. Si le ayudamos a superar esta crisis, le ayudaremos a madurar y a ser más autónomo.
Sonia Martínez García
Psicóloga y educadora infantil Ver información complementaria del artículo en www.solohijos.com |
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